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En Forja Toledo son artesanos de la forja desde 1903, trabajo resultado del esfuerzo y vocación de tres generaciones de maestros forjadores.
En estos más de 100 años de labor son muchos los proyectos que se han llevado a término. En esta última etapa, con Juan Antonio a la cabeza, han prestado sus servicios a entidades tan importantes como Patrimonio Nacional, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, el Banco Santander, el Banco Nacional de México y la Red de Museos Nacionales de España.
Sus obras, en las que queda patente la tradición y vocación familiar, están esparcidas por Europa, Latinoamérica y EE.UU, y abarcan todo tipo de piezas de forja, tales como:
-Cancelas y Rejerías, comprendiendo estilos que van desde el Románico al Gótico o Renacentista. Cabe destacar la Rejería del Altar Mayor de la Santa Iglesia Catedral de Santa María la Real de la Almudena en Madrid.
-Lámparas y Faroles, que podemos encontrar en edificios de gran singularidad arquitectónica, como diversas Sedes del Banco Santander, la Catedral de Panamá o la Santa Iglesia Catedral de Santa María la Real de la Almudena en Madrid.
-Ciriales y elementos singulares, que se han incorporado a colecciones tan destacables como la de Grandes Maestros del Arte y la Cultura Hispanoamericana.
Además, han realizado restauraciones de distintas rejerías y elementos singulares a través de toda España, siendo las más representativas las distintas intervenciones que se han llevado a cabo en la Santa Iglesia Catedral Primada de Santa María de Toledo o las desarrolladas en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid.
Ese peso de la estética sin descuidar la funcionalidad le ha valido a Juan Antonio forjar rejas, puertas y escaleras de enclaves tan emblemáticos de la catedral de Toledo como la Puerta de los Leones o la Sala del Tesoro, que alberga la custodia de Enrique de Arfe que cada Corpus Christi procesiona por las calles de la Ciudad Imperial.
Ahora están trabajando en un encargo de veinte lámparas de hierro con forma de hojas «bañadas por la luz sin generar sombras» para la localidad madrileña de Meco que sustituirán a los tradicionales faroles fernandinos.
Además, desvela que acaban de entregar las rejas, puertas y barandillas interiores y exteriores de la nueva residencia de uningeniero iraquí en la fría ciudad de Wimbledon, ubicada al sudoeste de Londres y que cada año acoge el tradicional campeonato de tenis.
Y es que para este artesano del hierro, la filosofía de su taller la marca una frase del pintor y escultor norteamericano, Jeff Koons.
«Koons dice que el arte es aquello que completa el mundo. Esta frase me ayuda a trabajar en profundidad sobre aquello que forma parte del taller. Nuestra idea es completar el mundo a través de un metal tan noble como es el hierro», relata.
El rítmico sonido de los martillos que moldean el hierro rebosante de calor comienza a escucharse a las ocho de la mañana en esta factoría de metales en la que cinco herreros comparten doce horas de oficio con el hierro, la fragua, el carbón, el yunque y el martillo como herramientas de trabajo.
En una pequeña habitación aneja al taller, faroles, llaves y puertas de hierro, el metal con el que forjan la mayoría de sus creaciones, se agolpan para ofrecer a los visitantes una experiencia que mezcla la tradición con la innovación.
De hecho, Juan Antonio Sánchez, padre del actual propietario, muestra una reproducción de las llaves de Sevilla que hicieron entrega los musulmanes a Fernando III, rey castellano que conquistó la que fuera capital administrativa del al-Ándalus almohade.
A este vestigio de la historia antigua de España se unen algunas creaciones de Juan Antonio Sánchez, entre las que se encuentran varias piezas redondas sobre estructuras rectangulares de madera, materiales sobrios que representan las «hazañas bélicas de los soldados de Castilla», una singular alegoría de la alegría plasmada a través del sinuoso movimiento de una cinta de gimnasia rítmica o una escultura cubista de una mujer realizada en 2010.
Sobre el futuro del oficio, padre e hijo coinciden en el diagnóstico: «el futuro lo construimos nosotros», aunque Juan Antonio (hijo) matiza y habla de «una salud estable» aunque condicionada al convenio de siderometalurgia, no de empresas artesanas, «que hace al sector más ineficiente», además de que los que se incorporan a este oficio no lo hacen desde jóvenes sino a partir de los 40 años después de haberse dedicado a otra profesión.
Sin embargo, ambos consideran que la crisis de la última década es una oportunidad para reinventarse y mejorar el arte de moldear el hierro, un oficio que «ha sabido reciclarse una y otra vez durante sus 6.000 años de historia».